Otro de los lugares donde se está conformando una de las sedes de las escuelas de música, es la Vereda el Gavilán, en este lugar, tanto niños, niñas, jóvenes y madres cabeza de familia reciben las clases y comparten un ambiente diferente a lo cotidiano.
Leidy Yamile Hernández Agudelo, expresa que “se siente contenta porque puede compartir el tiempo libre con sus hijas, Xiomara y Sofía, y también, aprovecha al máximo las clases de música”. Para Leidy, es importante utilizar el tiempo en cosas productivas, y le parece muy valioso que pueda acompañar a sus hijas y ser partícipe de la misma actividad.
Por otro lado, hay familias que sienten el deseo de aprender a tocar un instrumento y se desplazan de otras Veredas al Gavilán, sin importar la distancia. Este es el caso de Jhoana, que va desde la Vereda el Carmelo, y expresa que le gusta llevar a su hija para que aprenda y socialice con otros compañeros.
Las clases de música en la vereda, se ha convertido en un espacio de aprendizaje, que forman en convivencia y ciudadanía, utilizando la música como una herramienta para que las comunidades aprovechen el tiempo, aprendan a tocar un instrumento y dentro de esos procesos puedan desarrollar valores como la disciplina, el respeto, la responsabilidad, la tolerancia, entre otros …
La convivencia entre las comunidades es un aspecto importante que se trabaja por medio de la música, ya que logra integrar niños, jóvenes y madres cabeza de familia que asisten con el objetivo de aprender música; así lo expresa Maribel Agudelo, quien asiste a las clases con su hijo de 11 años, él toca el trombón y ella el clarinete.
De acuerdo con los testimonios de las madres, la música les brinda otra posibilidad para cambiar la rutina, además ayuda a las comunidades a pensar cómo se proyectan a futuro, y ver otras posibilidades de salir adelante.